El petróleo sigue su propio camino. Mientras los mercados financieros vivieron una de sus peores semanas del año, el crudo se mantuvo indiferente a la volatilidad global.

Por Juan Szabo / Luis A. Pacheco
Mientras que los mercados de capitales tuvieron una de sus peores semanas del año, los precios del petróleo se mantuvieron inusualmente indiferentes a los numerosos eventos económicos y políticos en EE. UU. de la semana. A la guerra arancelaria desatada desde la Casa Blanca, que amenaza con alterar los precios, se le sumaron señales de una mayor inflación a nivel mundial, afectando los ya precarios planes de crecimiento y control monetario de los bancos centrales. El viernes, todos los mercados rebotaron al conocerse que la amenaza de paralización del gobierno norteamericano había sido evitada. En el frente geopolítico, las nuevas reuniones de EE. UU. con Ucrania y el restablecimiento del intercambio de inteligencia militar, así como las continuas conversaciones con Hamás, han tranquilizado parcialmente la ansiedad internacional, a pesar del endurecimiento de las sanciones norteamericanas contra Irán.
En cualquier caso, las sanciones adicionales sobre las flotas oscuras utilizadas para transportar crudo sancionado y sus propietarios, la cancelación de licencias de la OFAC en Venezuela, y las condiciones del posible alto al fuego en Ucrania, especialmente en relación con las sanciones sobre los hidrocarburos rusos, gravitarán sobre los precios del petróleo.
Geopolítica
El centro de atención geopolítica está localizado el avance de las negociaciones tripartitas, EE. UU., Ucrania y Rusia, que buscan poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania, un conflicto que ya lleva más de tres años y se encuentra en estancamiento casi total. Las negociaciones comenzaron hace unas semanas entre EE. UU. y Rusia con mediación de Arabia Saudita, un cónclave petrolero, seguido del desencuentro entre Zelenski y Trump, que llevó a Ucrania a buscar mayor apoyo de los países europeos. Esta semana, EE. UU. y Ucrania retomaron conversaciones en Yeda, acordando los elementos para una tregua de 30 días. Se esperaba que Putin también aceptara estas condiciones, pero, en una rueda de prensa televisada, el presidente ruso declaró que, aunque estaba de acuerdo con la idea, había que acordar los detalles para eliminar las causas raíz del conflicto y lograr una paz duradera.
Putin reiteró algunas de sus condiciones para un fin del conflicto. Por ejemplo, que Ucrania rechace las armas de la OTAN, limite su tamaño militar, abandone su deseo de membresía en la OTAN y que haya un cambio de gobierno en Kiev. Estas son, al mismo tiempo, todas las líneas rojas para Ucrania. En todo caso, la administración Trump parece dispuesta, como mínimo, a bloquear las ambiciones de Ucrania de unirse a la OTAN. Adicionalmente, Putin también menospreció la idea misma de una pausa temporal. Al parecer, Putin no está apurado porque está recuperando parte del territorio ruso tomado por Ucrania en Kursk.
En paralelo a las negociaciones en progreso, el ejército de Ucrania atacó con drones otra refinería rusa, situada en Tuapse de 240.000 b/d en la región rusa del mar Negro, marcando el tercer ataque con drones a una refinería esta semana. Rusia respondió lanzando un ataque nocturno con 178 drones lanzados contra objetivos civiles. En pocas palabras, el acuerdo multilateral puede que tome más tiempo de lo que se desprendía de las conversaciones iniciales entre EE. UU. y Ucrania. Trump y Putin han programado una llamada para la semana.
En el caso de Irán, la administración Trump está decidida a ejercer máxima presión para forzar un acuerdo de limitación nuclear y lograr poner fin a la financiación de grupos militantes en la región. En consecuencia, la OFAC impuso sanciones al ministro del Petróleo de Irán, Mohsen Paknejad, y a algunos barcos con bandera de Hong Kong que forman parte de una flota fantasma que ayuda a disfrazar los envíos de petróleo iraní. A raíz de estas sanciones, India y China han comenzado a reducir sus compras de crudo iraní y ruso.
Trump también anunció ataques aéreos, “decisivos y poderosos”, contra los terroristas hutíes en Yemen, como represalia a la campaña de piratería, violencia y terrorismo contra barcos, aviones y drones estadounidenses y de otros países que llevan a cabo estos grupos en el contexto del conflicto en Gaza. Estos ataques han costado miles de millones de dólares a la economía estadounidense y mundial. El ataque aéreo comenzó el mismo sábado 15 de marzo. En el mismo conflicto, Hamás acordó el viernes liberar a Edan Alexander, el último rehén estadounidense vivo. Alexander, un israelí-estadounidense, será liberado junto con los cuerpos de otros cuatro rehenes, según un acuerdo ofrecido por los mediadores.
Fundamentos
De lo que en principio parecía una política azarosa de órdenes ejecutivas, empieza a emerger una dirección estratégica en las acciones de la administración Trump. Detrás de las amenazas e imposición de aranceles a aliados y adversarios, la resistencia a seguir financiando a la OTAN y los esfuerzos de reducir el tamaño del gobierno para reducir costos (DOGE), parece estar el objetivo de reducir el gigantesco déficit presupuestario de la nación, para luego refinanciar la pesadísima deuda, cuyo servicio, bajo las condiciones actuales hace muy vulnerable la economía de EE. UU. El éxito o no de esta estrategia está por verse, ya que probablemente haya que transitar por una recesión que será políticamente costosa; en todo caso, es un proceso muy importante para la sanidad de la economía más grande del mundo. Una parte importante de esta estrategia está relacionada con el costo de la energía e impactará los fundamentos de la industria de los hidrocarburos.
La Agencia Internacional de Energía (IEA) redujo su pronóstico de demanda global para 2025 a un poco más de un millón de barriles por día, alcanzando los 103,9 millones de barriles por día. La agencia citó el empeoramiento de las condiciones macroeconómicas y las guerras arancelarias para justificar el cambio. Por otra parte, la IEA prevé un mayor superávit en la oferta, seiscientos mil barriles por día, en comparación con los 450 MBPD del mes pasado. Hay que recordar que la IEA tiene un historial de pronósticos poco acertados, como comentamos la semana pasada.
En el otro lado del espectro, la OPEP mantiene su pronóstico de demanda para el año. El cartel prevé un crecimiento en la demanda de tan solo cien mil barriles por día interanual en los países de la OCDE, mientras que en los países no pertenecientes a la OCDE se prevé un crecimiento de aproximadamente un millón trescientos mil barriles por día interanual. También esperan que el sólido crecimiento de la demanda de petróleo continúe en 2026. Por el lado del suministro, la OPEP prevé un incremento de líquidos de los países fuera de la esfera de la OPEP+ de un millón de barriles por día interanual en 2025. Los principales impulsores del crecimiento serían EE. UU., Brasil, Canadá y Noruega, según su informe de marzo.
Es interesante notar que, en su informe, la OPEP proyecta un incremento de 100 MBPD por parte de la OPEP+, a pesar de que la política anunciada es de comenzar a añadir unos ciento veintiocho mil barriles por día, cada mes, a partir de abril. Las explicaciones más lógicas para esta aparente contradicción son: 1) un proceso de apertura mucho más pausado que lo anunciado o 2) que el incremento proyectado es un neto entre lo que se abrirá y las reducciones en las producciones de Irán y posiblemente Rusia y Venezuela por la política de sanciones de EE. UU. La producción de petróleo crudo de los países OPEP+ aumentó en 363 MBPD en febrero, con respecto a enero, promediando cuarenta millones de barriles por día (40,01 MMbpd), según lo informado por fuentes secundarias utilizadas por la OPEP.
La industria petrolera de EE. UU. tuvo una semana de pocos cambios. En la reunión de CERA Energy, el “Davos” petrolero, que tuvo lugar esta semana pasada en Houston, los ejecutivos petroleros indicaron que no están abiertos a incrementar la producción a los precios actuales del crudo, de manera que las actividades se orientan más al mantenimiento que al crecimiento. El objetivo es remunerar mejor a sus accionistas y reducir los niveles de endeudamiento. De mantenerse esta estrategia, los pronósticos de crecimiento de suministro para el futuro cercano tendrán que ser ajustados, ya que todos incluyen un aumento de al menos trescientos mil barriles por día proveniente de EE. UU. Según Baker Hughes, no hubo cambios en la actividad de taladros, mientras que la EIA reportó un aumento de un millón cuatrocientos mil barriles por día (MMbpd) en los inventarios comerciales de crudo; los de destilados y gasolina mostraron caídas similares.
Mientras en los EE. UU. las compañías miran con cautela nuevas inversiones, otros países productores ven una oportunidad, entre ellos están India, México y Venezuela. Este último será cubierto en la sección de abajo dedicada a Venezuela.
En India, el parlamento ha dado su aprobación final a la enmienda de una ley de exploración y producción de hace décadas, con el objetivo de ampliar el alcance de su política de exploración más allá del petróleo y el gas natural. La enmienda amplía el alcance de la Ley al incluir el “shale oil y gas” y el metano de yacimientos de carbón, además del petróleo y gas convencional. También incorpora la libertad de recurrir al arbitraje internacional en caso de disputas y la ampliación del periodo de los acuerdos.
“El panorama energético mundial actual y el panorama de los hidrocarburos han cambiado drásticamente. Por lo tanto, era necesario modificar la ley para reflejar la realidad actual y las prioridades nacionales, promover la facilidad para hacer negocios, despenalizar disposiciones y armonizar el marco de exploración y producción de la India con las prácticas de las regiones en competencia», declaró el ministro de Petróleo, Hardeep Singh Puri, tras la aprobación de las enmiendas por parte de la cámara baja, allanando el camino para su promulgación.
En paralelo, en México, se aprobó un nuevo modelo de inversión privada con Pemex. Las nuevas condiciones fueron diseñadas con el típico nacionalismo ideológico que llevó al presidente AMLO a acabar con la apertura del presidente Peña Nieto, y no han generado mucho interés en las empresas petroleras privadas. Según algunos analistas, el nuevo modelo no es competitivo con los marcos legales/fiscales de Guyana, Surinam y Brasil, entre otros.
Específicamente, se critican las condiciones asociadas a la recuperación de los costos y la inhabilidad de utilizar las reservas para obtener financiamiento para el desarrollo. Una decisión cuestionable en un contexto del país azteca de caída de la producción, problemas para satisfacer el mercado interno de gas y combustible y un endeudamiento de parte de Pemex que requiere auxilio del gobierno central para servirlo. Lo que llaman en México, “limosnero y con garrote”.
La incertidumbre ambiental
Desde la firma del Acuerdo de París 2015, en el cual 196 países se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y colaborar juntos a fin de adaptarse a los impactos del cambio climático, se han divulgado una serie de escenarios energéticos que limitarían el calentamiento global a 1,5 °C o 2 °C para mitades del siglo. Con el paso del tiempo, cada nuevo escenario, según la aplicación de la metodología científica convencional, debería ser más concreto, detallado y con menor incertidumbre. Sin embargo, estamos observando lo contrario. A pesar del tiempo transcurrido, aún no se ha concretado un consenso sobre la demanda energética mundial y mucho menos sobre cómo satisfacer dicha demanda, bajo una óptica transicional.
Los primeros escenarios “Net Zero” de BP, preveían el rápido crecimiento en la utilización de energías renovables, electrificación, vehículos eléctricos, hidrógeno verde y economía circular para casi eliminar los combustibles fósiles, principalmente carbón y petróleo. Al día de hoy, se puede concluir que estos pronósticos tempranos han sido simplistas, deterministas y hasta ignorantes de los problemas interactivos generados por los intentos de forzar una transición acelerada.
Las realidades recientes, como la crisis energética de 2021, la prioridad de la seguridad energética debido a los conflictos geopolíticos globales, las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la fabricación de paneles solares, molinos, baterías y vehículos eléctricos, las complicaciones en las cadenas de suministro de energías y sus componentes, así como el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, demuestran que la transición energética es más fácil de pronosticar que de implementar. El constante incremento de las emisiones globales de GEI sugiere que, a pesar de todos los esfuerzos, el mundo no está actualmente en una trayectoria de emisiones coherente con el objetivo de alcanzar la neutralidad de carbono para mediados de siglo. De manera que, para acercarnos a esa trayectoria tienen que lograrse avances tecnológicos, amplia cooperación y no descalificación entre las diferentes fuentes primarias de energía y políticas públicas capaces de balancear los elementos del llamado “Trilema Energético”: seguridad del suministro, asequibilidad y sostenibilidad.
Hasta ahora el énfasis ha sido en sostenibilidad, a sabiendas de que la seguridad energética siempre será el factor más importante a la hora de la verdad, tal como aprendimos de la crisis energética y la invasión de Rusia a Ucrania. La necesidad de la sociedad de mantener el acceso a una energía segura y asequible durante toda la transición añade mayor complejidad y urgencia. Debido a las diferencias existentes en el desarrollo energético y económico de los países, así como la distribución geográfica de los recursos y la población, la transición energética variará considerablemente entre regiones e inclusive entre países.
Las economías emergentes necesitan más energía para su desarrollo, y acceder al nivel de financiamiento para las fuentes renovables constituye un cuello de botella que los diferentes COP no han podido resolver, mientras que esas economías pueden optar por utilizar energías diferentes a las recomendadas por la transición energética. Este concepto ha sido bien trabajado por Daniel Yergin en su libro “The New Map”: las políticas energéticas a veces reflejan las prioridades de grupos más políticamente activos o influyentes, mientras potencialmente pasan por alto los impactos en poblaciones más amplias que pueden estar más preocupadas por consideraciones económicas inmediatas.
BP es un buen ejemplo de las cambiantes tendencias, luego de emerger como líder en la descarbonización del ambiente, anunciando planes de enfocarse cada vez más en energías renovables e ir reduciendo su exposición a los proyectos de hidrocarburos. BP ha estado bajo presión de los inversores, en particular del activista Elliott Management, para cambiar su estrategia debido a que el rendimiento de la multinacional británica ha sido inferior al de sus pares como Shell y Exxon. Por lo pronto, BP busca vender el 50 % de su unidad solar a un socio estratégico.
Este proceso de recalibración de la transición energética, tiene efectos colaterales para la industria de los hidrocarburos. Fatih Birol, director de la IEA, dijo el lunes en CERA WEEK, que existe la necesidad de invertir en los campos de petróleo y gas para apoyar la seguridad energética mundial. El comentario pone al organismo de control de la energía para las naciones industrializadas más en línea con la agenda a favor de la perforación del presidente Donald Trump, después de que se viera presionado por los defensores de energía renovable hace años para proponer el fin de los nuevos proyectos de petróleo y gas.
Dinámica de los precios
Una postura interesante caracterizó al mercado petrolero durante la última semana, no sucumbió al pánico bursátil y volatilidad extrema que experimentaron los mercados de capitales y pareció decidido a esperar la resolución de la preocupación más inmediata de la economía: la negociación para aprobar una solución a la, ya repetitiva, amenaza de paralizar al gobierno de EE. UU. En efecto, el Senado aprobó el viernes un proyecto de ley provisional de gasto, evitando un cierre parcial del gobierno, después de que los demócratas dieran marcha atrás en un enfrentamiento motivado por la campaña del presidente Trump para recortar la fuerza laboral federal. La noticia ocasionó un modesto repunte de los precios petroleros, apenas suficiente para cerrar la semana con una ganancia marginal del 0,3 % con respecto a la semana anterior. Así las cosas, al cierre de los mercados, el viernes 14 de marzo de 2025, los crudos marcadores Brent y WTI, se cotizaba en $70,58/bbl y %67,18/bbl, respectivamente.
Venezuela:Se prevén tiempos duros
Después de la cancelación de la licencia general 41, y aparentemente las otras licencias y cartas de confort asignadas por la OFAC para llevar a cabo actividades en el sector de hidrocarburos, el régimen ha mantenido un tono prudente, pero anunció la cancelación de los vuelos de repatriación de venezolanos que llegaron a EE. UU. ilegalmente. También responsabilizaron al cabildeo de ExxonMobil de la cancelación de la licencia de Chevron, soslayando apuntar al presidente Trump directamente. A finales de la semana, el enviado de Trump, Richard Grenell, notificaba en los medios sociales de que los vuelos se restablecían a partir del 17 de marzo, información que fue confirmada por los personeros del régimen.
La interpretación inicial de este “vuelvan caras” fue que las negociaciones entre Jorge Rodríguez y Grenell continuaban y que el régimen percibía que había una pequeña rendija por donde se pudiera colar un arreglo sobre las operaciones de Chevron. Sin embargo, los movimientos posteriores de la administración Trump nos inclinan a pensar que no hay vuelta atrás en cuanto a la cancelación de las licencias.
En efecto, el gobierno de EE. UU. invocó este sábado 15 de marzo la Ley de Enemigos Extranjeros para combatir la “invasión” del Tren de Aragua. La decisión, anunciada por el presidente Donald Trump, autoriza la aprehensión y deportación inmediata de miembros de esta red delictiva que se encuentren en territorio estadounidense. Según la declaración, el Tren de Aragua desarrolla actividades de narcotráfico, extorsión, secuestro y asesinato, en coordinación con el Cártel de los Soles, una organización vinculada al régimen de Nicolás Maduro y ha sido utilizado como un brazo operativo del régimen venezolano para desestabilizar las democracias de la región. Adicionalmente, el secretario de Estado, Marco Rubio, acusó al régimen de estar tratando de instalar una base militar de Irán en Venezuela.
Mientras tanto, Maduro y su administración están tratando, sin mucho éxito, de apuntalar la economía venezolana. El objetivo fundamental es frenar la devaluación y, por tanto, la inflación. Para ello están utilizando todos los elementos a su alcance: el gasto público se mantiene a niveles comparativamente bajos para limitar imprimir dinero inorgánico, están controlando la banca para evitar cualquier aumento de crédito y tratando de reducir el consumo, además de esfuerzos extraordinarios para maximizar la recolección de impuestos. En otras palabras, están reduciendo aún más el tamaño de la economía. La cancelación de las licencias de la OFAC harán estos esfuerzos menos efectivos y la economía estará sujeta a la menor disponibilidad de divisas y reducción de las intervenciones en el mercado cambiario.
La celebración de CERA Week, el foro petrolero más importante del mundo, fue el escenario escogido para lanzar, con intervenciones de Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, el programa energético del presidente electo el 28 de julio del 2024. Indicaron que se trata de transformar a Venezuela en el centro energético de las Américas. Un programa ambicioso, solo ejecutable en democracia, fundamentado en la inversión privada a todos los niveles. Con un marco jurídico/fiscal competitivo, con instituciones fuertes que garantizaran la transparencia y con garantías de cumplimiento y protección de la inversión, incluyendo arbitraje internacional. Como era de esperarse, el programa presentado fue calificado por el canciller del régimen de Maduro, Iván Gil, de “aberración entreguista”. Mientras que, paradójicamente, el régimen de Maduro sigue llamando a los inversionistas extranjeros a que vayan a Venezuela a desarrollar el petróleo.
En el ambiente político interno, a pesar de no haber claridad en cuanto al propuesto proceso electoral, se conoció que el partido de gobierno lanzaría los candidatos este fin de semana. En la oposición, las discusiones internas sobre las elecciones obligaron al secretario ejecutivo, Omar Barboza a dimitir en su función como coordinador de la coalición opositora Plataforma Unitaria Democrática (PUD). Barboza es dirigente de Un Nuevo Tiempo (UNT), organización que anunció su decisión de participar en los comicios fijados para el 25 de mayo, pese a que la líder opositora, María Corina Machado, y la mayoría de los partidos miembros de la PUD no están de acuerdo con ir a las urnas hasta que se respete la voluntad popular del 28 de julio.
Operaciones Petroleras
Las actividades operacionales continuaron prácticamente igual a la semana pasada, con un aparente apuro de maximizar la producción y exportación de las empresas mixtas con participación de Chevron. También llegaron volúmenes importantes de diluente por trueque con Reliance y Repsol y la importación acostumbrada de Chevron. Este abultado volumen de diluentes augura una disponibilidad suficiente para las actividades de mezclado del crudo Merey 16, al menos durante el mes de abril. El mercado nacional, además de los productos producidos en las refinerías nacionales, recibe también productos importados principalmente a través de los acuerdos de trueque. En cuanto a las actividades de gas natural, se conoció que a partir de la semana que viene habrá un suministro mayor al complejo petroquímico en Jose, lo que permitiría comenzar parcialmente la producción de amoniaco y urea.
La producción de crudo durante la última semana promedió ochocientos setenta y seis mil barriles por día (876 Mbpd), distribuidos geográficamente como sigue:
- Occidente 224 (Chevron 104)
- Oriente 128
- Faja del Orinoco 524 (Chevron 121)
- TOTAL 876 (Chevron 225)
Las refinerías nacionales procesaron 212 Mbpd de crudo y productos intermedios, con un rendimiento de gasolina de 76 Mbpd y 77 Mbpd de diésel. El precio promedio de venta de los barriles comercializados bajo el amparo de licencias OFAC, neto de pago de deuda, fue de $50,3/bbl y el promedio ponderado, utilizando la totalidad de los barriles exportados, fue de 35,1 $/BBL. Hasta la fecha, no se ha observado ninguna actividad indicativa de cesación de operaciones de las empresas licenciadas, por el contrario, los barriles que salieron a EE. UU. están adelantados con respecto al mes pasado.
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Juan Szabo es ingeniero Mecánico/Petrolero con B.S. y se M.S. de la Universidad de Houston con más 50 años de experiencia en empresas de servicios petroleros, empresas integradas internacionales, empresas nacionales, pequeñas empresas públicas y privadas. Ha asesorado en temas de energía a empresas petroleras y financieras. Luis A. Pacheco, PhD., Nonresident Fellow, Center for Energy Studies, Rice’s University Baker Institute for Public Policy. Los puntos de vista expresados no necesariamente son los de EnergiesNet.com.
Nota del Editor: Este artículo fue originalmente publicado en La Gran Aldea, el 18 de marzo del 2025. Reproducimos el mismo en beneficio de los lectores. EnergiesNet.com no se hace responsable por los juicios de valor emitidos por sus colaboradores y columnistas de opinión y análisis.
El petróleo muestra indiferencia a la volatilidad de los mercados – La Gran Aldea
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energiesnet.com 19 03 2025