Rosa Jiménez, EFE
BRUSELAS
EnergiesNet.com 26 12 2022
¿Qué tienen en común Apple, Greenpeace o la Red de Estudiantes Erasmus? Todos son considerados “lobbies” o entidades que representan intereses en Bruselas, donde se gestan leyes que influyen en la vida de los europeos y donde la etiqueta de “grupo de presión” incomoda cuando salen a la luz malas prácticas.
Ahora, el Registro de Transparencia de la Comisión, el Consejo y el Parlamento europeos cuenta con más de 12.400 nombres registrados, aunque Corporate Observatory Europe, organización que asegura seguir con independencia la actividad de los grupos de presión en Bruselas, asegura que hay más de 25.000 cabilderos activos.
¿QUÉ SON?
La Asociación Europea de Consultorías de Asuntos Públicos (EPACA), que representa a consultoras que trabajan con las instituciones de la UE, se remonta al siglo XIII para hallar el origen del concepto de “lobby”, más en concreto a la decisión del rey Juan de Inglaterra en 1215 de conceder a los barones el derecho de petición para protestar contra violaciones de sus nuevos derechos bajo la Carta Magna.
La palabra «lobista» se utilizó por primera vez en Gran Bretaña para referirse a los periodistas que esperaban en los pasillos y vestíbulos (“lobbies”, en inglés) de la Cámara de los Comunes, a la espera de entrevistar a los responsables de la toma de decisiones.
El “derecho a ser escuchado”, apunta esa asociación, estaría en el corazón de la actividad de los cabilderos, lo cual deriva en la capacidad de los ciudadanos para organizarse e influir en quienes toman las decisiones políticas y, por ende, en un aspecto más del proceso legislativo.
CÓMO SE HACEN LAS LEYES
La Comisión Europea cree que los grupos de presión son una parte legítima del sistema democrático, apunta EPACA, independientemente de que lo lleven a cabo ciudadanos individuales o empresas, organizaciones de la sociedad civil, asociaciones comerciales, sindicatos, regiones y municipios o incluso países.
La Comisión, el brazo “ejecutivo” de la UE con la capacidad de proponer las iniciativas legislativas que en general tramitan el Consejo de la UE y la Eurocámara (colegisladores), necesita de las aportaciones de la sociedad para sacar adelante sus medidas.
Para ello, suele convocar consultas públicas abiertas a todas las partes interesadas en un ámbito concreto de acción y organiza contactos con representantes de determinados sectores, asociaciones, oenegés o empresas.
En palabras del Parlamento Europeo, el diálogo entre las instituciones de la UE y los grupos de presión es una “parte legítima y necesaria del proceso de toma de decisiones”.
Esos intercambios deben realizarse con ética y transparencia, y así está contemplado en el mismo Tratado de la UE.
TRANSPARENCIA
La Comisión Europea y la Eurocámara pusieron en marcha en 2011 un registroCpúblico de grupos de presión para que estas entidades se inscribieran en aras de la transparencia.
Pero no fue hasta finales de 2020 que el Consejo, la Eurocámara y la Comisión acordaron hacer obligatorio ese registro de manera que fuera imprescindible que los “lobbies» se inscribieran para poder interactuar con las instituciones europeas.
INCÓMODA ETIQUETA
Pese al importante papel que tienen estos grupos de presión en el proceso legislativo para dar voz a aquellos que van a ser objeto de las leyes que se aprueban, muchos de ellos rehúyen de la etiqueta de “lobby” al considerar que tiene unas connotaciones negativas.
No ayuda que, cuando estallan escándalos en el seno de la UE como el que ha salpicado a una vicepresidenta del Parlamento Europeo entre otras personas por cobrar supuestamente sobornos de Catar, entre los acusados se encuentre algún “lobbista”.
Un eufemismo común, señala EPACA, es que estos grupos afirmen dedicarse a los “asuntos públicos”, eludiendo reconocer que hay una motivación detrás de sus acciones.
ADVERTENCIAS
Según un informe de septiembre de Corporate Observatory Europe y Lobby Control, organizaciones que se consideran vigilantes de los grupos de presión de la UE, éstos han gastado 120 millones de euros en lo que va de 2022 para influenciar las políticas comunitarias, un 33 % más que hace siete años.
Entonces entre los grandes “lobbies” predominaban las empresas energéticas mientras que ahora lideran las grandes tecnológicas. La fuerte inversión de estos grupos en sus actividades en la burbuja comunitaria da pistas de los intereses económicos que están en juego.
Corporate Observatory Europe alerta de que, tras investigar el comportamiento de los “lobbies” en Bruselas a lo largo de una década, se dan “graves negligencias” por parte de instituciones y políticos europeos que afectan a las actuales normas de ética y transparencia y que, a su juicio, han posibilitado escándalos como el “Catargate” y que la UE acabe respaldando a regímenes represivos en su búsqueda de alternativas energéticas a Rusia. EFE
wefe.com 21 12 2022