ONU
EnergiesNet.com 18 04 2022
Las naciones occidentales se han mantenido unidas en su respuesta a la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero. Pero la guerra ha puesto de manifiesto las divisiones y cambios de adhesiones en otras partes del mundo. Algo que podría tener un impacto más amplio en la política mundial y en las Naciones Unidas, incluso en Ginebra.
Mientras que Europa, Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón han condenado de manera enérgica la guerra de Rusia en Ucrania, muchas naciones no quieren posicionarse. China —junto con India, los países del Golfo y muchos países africanos— es aparentemente una de ellas. Pero en las diversas votaciones de la ONU sobre la invasión rusa de su país vecino, algunos miembros han cambiado de posición (ver recuadro más abajo). Los Emiratos Árabes Unidos y Senegal, por ejemplo, primero se abstuvieron y luego votaron a favor de condenar a Rusia. China e India se han abstenido sistemáticamente. Las votaciones de la Asamblea General de la ONU son las únicas en las que pueden votar los 193 países miembros de la ONU, sin que ningún Estado tenga derecho a veto, como sí ocurre en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El Gobierno suizo, por su parte —tras algunas dudas iniciales por la tradicional neutralidad suiza—, se sumó a las sanciones contra Rusia adoptadas por la Unión Europea.
Asia
Mientras Japón sí apoya de manera incondicional la posición «occidental», algunos países de Asia no lo hacen. Y las miradas se centran en China e India, sobre todo. Dos países que en las votaciones de la ONU se han abstenido de condenar la invasión rusa.
«Dadas las relaciones de China con Rusia y sus relaciones con Occidente, creo que la abstención de China era de esperar», cuenta Gopalan Balachandran, profesor de Historia y Política Internacional en el Instituto de Estudios Superiores de Ginebra. En una declaración conjunta el 4 de febrero, los presidentes chino, Xi Jinping, y ruso, Vladimir Putin, dejaron claro que están de acuerdo en «oponerse a una nueva ampliación de la OTAN».
Para Antoine Bondaz, investigador de la Fondation pour la recherche stratégique (FRS), con sede en París, China y Rusia no se ven mutuamente como una amenaza «y están unidas para desacreditar a Occidente. China antepone sus intereses políticos a los económicos». Pekín también quiere incrementar su influencia con los países en desarrollo más que con Occidente, explica a SWI swissinfo.ch.
A finales de marzo, el ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, hizo una visita sorpresa a la India, lo cual forma parte —según Bondaz— de su narrativa diplomática. «Quiere mostrar al mundo que Occidente está aislado y que India apoya a China y Rusia».
India en cinco ocasiones se ha abstenido de condenar a Rusia en la ONU, incluso en el Consejo de Derechos Humanos de Ginebra. «India tiene relaciones muy estrechas con Rusia y lazos estrechos con Occidente», dice Balachandran quien añade: «Se abastece de mucho material militar de Rusia». Por eso, absteniéndose, intenta equilibrar ambas cuestiones.
India también puede verse atraída por conseguir petróleo ruso a precios reducidos cuando se disparan los precios mundiales. Y la decisión de la mayor democracia del mundo de abstenerse en la ONU puede reflejar su papel histórico en el movimiento de los no alineados durante la Guerra Fría.
También cabe señalar que en las votaciones de la ONU contra Moscú los antiguos Estados soviéticos de Asia central (como Armenia, Azerbaiyán, Kazajstán y otros) se han abstenido sistemáticamente o no han votado. Próximos a Rusia y económicamente dependientes de ella, están nerviosos y es evidente que no quieren tomar partido.
África
En la primera votación de la Asamblea General de la ONU para condenar la invasión, votaron «Sí» Kenia, Ghana, Gabón, Ruanda, Yibuti, Congo, Somalia y la República Democrática del Congo. Solamente Eritrea —la dictadura más dura de África— votó «No». Del total de 35 países que se abstuvieron, 17 eran africanos y otros ocho no votaron. En la segunda votación de la Asamblea General el esquema fue prácticamente el mismo.
Según Thierry VircoulonEnlace externo, investigador del Instituto Francés de Relaciones Internacionales (IFRI), hay toda una serie de razones para el alto nivel de abstención africana, entre ellas la creciente influencia de Rusia en este continente. Después de que Rusia se anexionara Crimea en 2014 y llegaran las primeras sanciones internacionales, Moscú ha tratado de aumentar su influencia en África. Y sobre todo lo ha hecho vendiendo armas y ofreciendo seguridad privada en países en conflicto como la República Centroafricana y Mali. Los países del norte de África —como Egipto y Argelia— para su alimentación también dependen en gran medida de las exportaciones de trigo ruso, que también tiene como clientes a Nigeria, Sudáfrica, Sudán y Tanzania.
Para Vircoulon puede haber también razones históricas. Así, durante la Guerra Fría, países como Argelia, Angola y Etiopía fueron prosoviéticos. Otros, como Sudáfrica, Namibia, Mozambique y Zimbabue, recibieron apoyo soviético en sus luchas de liberación. Y luego está el fenómeno del creciente autoritarismo en África, con recientes golpes militares en Sudán, Burkina Faso, Malí y Guinea. Y, por último, en los países africanos hay un creciente sentimiento antieuropeo (especialmente antifrancés en África occidental), quizás alimentado por el movimiento Black Lives Matter y las demandas de restitución por los crímenes colonialesEnlace externo.
Oriente Medio y norte de África
Para los países de Oriente Medio y del norte de África, «en general es difícil hablar de una posición unificada en cuestiones internacionales, y lo es en especial para la crisis actual, dada la complejidad de la cuestión ucraniana y las importantes apuestas geoestratégicas que hacen que cada país árabe se posicione con gran cautela y tenga en cuenta sobre todo sus intereses nacionales», afirma Mohammad-Mahmoud Ould MohamedouEnlace externo, profesor de Historia y Política Internacional en el Instituto de Estudios Superiores de Ginebra.
Siria —cuyo régimen ha sido afianzado por la intervención militar rusa— destaca por haberse puesto siempre del lado de Rusia. Por lo demás, según Mohamedou, lo que caracteriza las posiciones de estos países es su vacilación en el momento de expresar una posición firme y clara para condenar la invasión rusa en Ucrania. En palabras de Mohamedou, para entender esta postura «tenemos que remontarnos al discurso del presidente Obama en El Cairo» en 2009, que incluía un llamamiento a los Estados árabes para que se democratizaran y normalizaran los lazos con Israel. Los países de la región —incluidos los del Golfo— comenzaron a acercarse a Rusia, deseando disminuir sus vínculos con Estados Unidos. Desde entonces, los Estados Unidos han ido perdiendo su influencia en Oriente Medio y en el norte de África, señala Mohamedou, quien añade que «esta pérdida de influencia es una constante, que también se confirmó bajo la presidencia de Trump. En los últimos años muchos de estos Estados han reforzado sus relaciones con China, Rusia o India».
Entonces, ¿podría el enfoque «neutral e independiente» expresado por estos países suponer un resurgimiento del movimiento de los países no alineados —un movimiento de la época de la Guerra Fría— en la escena internacional? «No se trata tanto de un planteamiento de neutralidad en sí mismo como de una opción de negarse a elegir. El no alineamiento era mucho más ideológico y estaba dirigido por líderes políticos del pasado de una calidad diferente a la de los actuales líderes árabes», afirma Ould Mohamedou. No obstante, este experto opina que el conflicto de Ucrania «parece dar un nuevo impulso al posicionamiento internacional y esto es una evolución interesante, aunque todavía esté dando sus primeros pasos».
América Latina
La respuesta de América Latina en las votaciones de la ONU sobre la guerra en Ucrania ha reflejado la «primera capa de división» dentro de la región, según Jorge Lomonaco, consultor y exembajador de México ante la ONU en Ginebra. Los países democráticos más abiertos se pusieron del lado de Occidente, mientras que los autoritarios se acercaron a Rusia. Así, Bolivia, Cuba, El Salvador, Nicaragua y Venezuela se abstuvieron o no acudieron. El resto se movió en bloque para condenar la invasión rusa de Ucrania.
«Pero si se va más allá de las votaciones y se observa el copatrocinio de resoluciones, las declaraciones conjuntas de condena a Rusia o, más importante aún, si se observan las sanciones, entonces se ve un panorama completamente diferente», indica Lomonaco.
Casi ningún país latinoamericano se ha unido a Occidente en la imposición de sanciones económicas contra Rusia. El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador el 1 de marzo declaró: «No vamos a tomar ningún tipo de represalias económicas porque queremos tener buenas relaciones con todos los Gobiernos del mundo».
¿Pueden los factores económicos explicar la posición de Latinoamérica? «No creo que sea por razones económicas. Nicaragua, Cuba y Venezuela tienen fuertes lazos económicos con Rusia, pero el resto de la región no; los flujos comerciales y de inversión son irrelevantes en la mayoría de los casos», explica Lomonaco. Señala que algunos líderes latinoamericanos pueden sentir nostalgia por el comunismo de la era soviética, mientras que otros pueden querer mantener sus opciones abiertas si surge un nuevo orden mundial, quizás bajo el liderazgo de China. Y algunos otros pueden querer expresar su sentimiento anti-Estados Unidos.
La pregunta es cuánto tiempo mantendrán su posición. «Cuanto más dure esta guerra, mayor será el precio que cada uno tenga que pagar por sus propias decisiones», dice Lomonaco.
Información adicional de Akiko Uehara, Abdelhafidh Abdeleli, Dorian Burkhalter y Virginie Mangin. Editado por Imogen Foulkes.
swissinfo.ch 18 04 2022