Sebastián Osorio Idárraga, Bloomberg Línea
BOGOTÁ
EnergiesNet.com 16 02 2024
América Latina sigue siendo vista como una región amigable para las empresas de todo el mundo. La matriz energética basada principalmente en energías renovables y la Amazonía despiertan el interés en las empresas multinacionales de acudir a la región para cumplir con sus compromisos de descarbonización.
La concentración de gases de efecto invernadero batió récords en 2022, de acuerdo con Naciones Unidas, y los esfuerzos por limitar el calentamiento global a 1,5°C (grados centígrados) como se planteó en el Acuerdo de París, requieren millonarias inversiones para alcanzar las cero emisiones netas para 2050, mitigando el impacto negativo del cambio climático.
Es así como la región se perfila como una de las que más puede atraer inversiones de grandes empresas, en especial de Europa y Medio Oriente, que buscan cumplir sus compromisos ESG, tomando las oportunidades que ofrece el mercado de carbono, que alcanzó los US$2.000 millones a nivel mundial para 2022, según Ecosystem Marketplace.
“América Latina es la segunda fuente más grande de créditos de carbono en el mundo, generando aproximadamente el 20% de todos los créditos de carbono a nivel mundial (en 2020 y 2021). Esta participación podría aumentar con el nuevo impulso detrás de los proyectos de conservación”, dijo Bill Udell, CEO de Control Risks para las Américas, en entrevista exclusiva con Bloomberg Línea.
De acuerdo con cifras de la Cepal, Latinoamérica y el Caribe emitió en 2022 un total de US$20.500 millones de bonos internacionales GSSS (verdes, sociales, de sostenibilidad y vinculados a la sostenibilidad), destacando también los bonos de carbono, a través de documentos que certifican la disminución de emisiones de CO2 y que se negocian en los mercados de carbono globales.
Las cifras y el potencial del mercado de carbono para LatAm
De acuerdo con Udell, el interés en bonos verdes y financiamiento climático en la región ha aumentado en los últimos años, y aunque es un “desafío” definir cifras precisas para los totales de inversión debido a las diferentes formas de clasificar los diversos vehículos, las tendencias son claras: “La emisión de bonos verdes en América Latina ha aumentado drásticamente tanto en cantidad como en valor, tanto para empresas privadas como para instituciones públicas”.
Chile y Brasil son los países que más han liderado el camino en la emisión de bonos verdes con alrededor de US$14.000 millones y US$12.000 millones, respectivamente, con corte a 2022, dijo Udell. En la lista también están Colombia, Perú, Argentina y México, que han emitido más de US$1.000 millones en bonos verdes, de acuerdo con Climate Bonds Initiative, una ONG con sede en el Reino Unido que rastrea la financiación verde.
En marzo de 2020, la central hidroeléctrica La Mina de Colbún hizo su primera emisión de 50.613 toneladas en bonos de carbono, en medio de un programa del Banco Mundial y el Ministerio de Energía, para desarrollar este mercado de compensación de emisiones en el país. El ingreso fue calculado en US$150.000, en caso de ser colocados a un precio entre US$2 y US$3 por tonelada.
Bajo la mirada de Udell, son los sectores extractivos (minería, petróleo y gas) los particularmente interesados en el mercado de carbono en América Latina. También precisó que aunque se han visto compañías en todos los sectores, aquellas con grandes impuestos de carbono son las que están más interesadas.
Como ejemplo de esto, en septiembre de 2023, la brasileña Petrobras S.A. (PETR4) hizo su debut en el mercado de carbono y adquirió créditos equivalentes a 175.000 toneladas de emisiones evitadas, una transacción que alcanzó los US$120 millones, según comunicó la empresa. La compra correspondió a 570 hectáreas bosque preservado.
Así mismo, el año pasado, el gobierno de Río de Janeiro, en Brasil, puso en marcha un programa de incentivos fiscales destinado a atraer a la ciudad empresas involucradas en el mercado de créditos de carbono. La iniciativa ofrece devoluciones de impuestos de hasta US$12,3 millones al año a las empresas que compensen sus emisiones mediante la utilización de créditos de carbono, registró MarketNtel.
En nuestras oficinas de Control Risks en Bogotá, Ciudad de México y Sao Paulo, hemos visto un aumento del interés por parte de las empresas que buscan comprender mejor el entorno de inversión para los créditos de carbono y las soluciones basadas en la naturalezaBill Udell, CEO de Control Risks para las Américas
El Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) señala que diferentes investigaciones han descubierto que las empresas que participan en el mercado voluntario de carbono están reduciendo sus propias emisiones más rápidamente que otras empresas que no lo hacen.
Las estimaciones globales indican que la demanda de créditos voluntarios de carbono podría aumentar, al menos, 15 veces para 2030 y 100 veces para 2025. En general, ese mercado de créditos de carbono podría llegar a valer más de US$50.000 millones en 2023, dijo el banco de desarrollo en un informe.
“Dado el auge que han tenido durante los últimos años y al ser tan apetecidos por los inversores, las empresas están apostando a emitir este tipo de bonos, lo que ha generado que el mercado de deuda esté en crecimiento. De esta forma, la sostenibilidad económica se fortalece por medio de la realización de proyectos de inversión que favorecen a la sociedad y al medio ambiente, generando un círculo virtuoso de desarrollo e inversión”, dijo Credicorp Capital a Bloomberg Línea, sobre la relevancia de los bonos temáticos en la región.
Los problemas para que LatAm desarrolle su mercado de carbono
Con el poder de la Amazonía, que ocupa 7,4 millones de kilómetros cuadrados y cubre a ocho países, América Latina podría despegar aún más en el millonario negocio de los créditos de carbono. Se estima que la cantidad de carbono eliminado de la atmósfera cada año en los bosques amazónicos gestionados por comunidades indígenas es aproximadamente equivalente a las emisiones anuales totales del Reino Unido, indicó Udell
Sin embargo, el CEO de Control Risks para las Américas señaló que la Amazonía ha enfrentado graves amenazas debido a la expansión de la agricultura, así como a la tala ilegal, la minería y otras actividades ilícitas (incluido el tráfico de drogas) en los últimos años.
Udell insistió en que existen riesgos para las empresas que financian estos proyectos y compran créditos. Estos incluyen preocupaciones de seguridad (debido a la creciente presencia de organizaciones criminales y economías ilícitas en la Amazonía), así como “problemas de acceso a la tierra, debido a la prevalencia de apropiaciones de tierras, desplazamientos violentos y títulos de tierras disputados en toda la región amazónica; y la falta de regulaciones claras y capacidad institucional para respaldar los mercados de carbono. Estos problemas pueden convertir las inversiones verdes de las empresas en minas terrestres reputacionales si no se gestionan de manera efectiva”.
Para 2021, los estudios mostraban que la Amazonía era un emisor neto de carbono debido a un rápido aumento de la deforestación, finalizó Udell, señalando que bajo los gobiernos actuales, especialmente de Brasil y Colombia, la conservación forestal ha vuelto a ser una prioridad.
¿Cómo funciona este mercado?
El profesor de la Universidad de los Andes y ex ministro de Medio Ambiente de Colombia, Manuel Rodríguez Becerra, explicó los tres principales actores que están involucrados en los créditos de carbono: el propietario de los bosques que evita la deforestación y es dueño de los créditos de carbono; el promotor de los créditos e intermediario para venderlos; y el comprador, que es la empresa que genera las emisiones y busca disminuir su huella comprando estos créditos.
Para llevarlo a lo práctico, acudió a las empresas aéreas, que pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero comprando créditos de carbono que vendan los propietarios de los bosques que no se deforestan.
Estos créditos, por lo general, son una reducción verificada de emisiones de gases de efecto invernadero equivalentes a una tonelada métrica de dióxido de carbono (CO₂). Es decir, representan la cantidad de gases que se han evitado si no se tala determinado porcentaje de bosque, indicó a la institución educativa.
bloomberglinea.com 15 02 2024